En el corazón del distrito industrial de Marka en la capital de Jordania, Ammán, se encuentra un sorprendente refugio ecológico, los bosques urbanos. Ubicado entre un campamento de refugiados y un aeropuerto, un mini bosque de árboles resistentes al calor está ayudando a controlar las altas temperaturas. Especies como el espino palestino y el pistacho atlántico fueron elegidas para este proyecto debido a su capacidad para prosperar en paisajes áridos.

Deema Assaf, una arquitecta jordana, y su socio japonés, Nochi Motoharu, son los visionarios detrás de esta iniciativa verde. Durante media década, han estado liderando la creación de ecosistemas similares en todo Ammán con el objetivo de aliviar el calor, aumentar la cobertura verde y resucitar especies vegetales en peligro nativas de la región.

Sus esfuerzos son fundamentales considerando las alarmantes tasas de calentamiento global, especialmente en Medio Oriente, donde el clima es naturalmente árido y las temperaturas están aumentando por encima de lo normal, llegando a cerca de 45 grados Celsius (113 grados Fahrenheit) en algunas áreas de Jordania.

La crisis climática en Ammán

Históricamente, Ammán ha tenido un clima más fresco en comparación con otras regiones de Jordania debido a su elevación a 700 metros sobre el nivel del mar, sin embargo, la implacable progresión del calentamiento global está volviendo a la ciudad cada vez más vulnerable.

Las proyecciones son sombrías, indicando que estas temperaturas más altas probablemente se conviertan en la nueva normalidad a mediados de siglo. Este alarmante aumento de las temperaturas se atribuye al cambio climático inducido por el ser humano.

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Para combatir el sofocante calor y brindar consuelo a los residentes, Assaf y Nochi han estado convirtiendo espacios urbanos no utilizados en Ammán en bosques que proporcionan sombra. Estos microbosques todavía son muy nuevos, siendo el más antiguo de solo cuatro años y medio, pero ya han comenzado a mostrar efectos notables de enfriamiento.

Además de sus cualidades para mitigar el calor, los microbosques también actúan como santuarios para la flora en peligro de extinción, reviviendo especies que han visto disminuir sus poblaciones debido a la rápida urbanización y el descuido ecológico.

El método Miyawaki

El desafío de cultivar bosques en un clima tan duro llevó a Assaf y Nochi a adoptar el método Miyawaki, conceptualizado por el botánico japonés Akira Miyawaki en la década de 1970. Esta técnica implica plantar árboles autóctonos de manera densa fomentando la competencia entre los renuevos por la luz solar y los nutrientes lo que induce un crecimiento rápido. En una década, podría materializarse un bosque completamente desarrollado. El método Miyawaki ha recibido elogios a nivel internacional y se ha replicado en todo el mundo.

La selección de los árboles apropiados fue una tarea extremadamente difícil para Assaf y Nochi. La deforestación extensiva y la falta de conocimiento nativo los dejaron buscando en relatos históricos para determinar las especies más resistentes.

Tuvieron éxito en resucitar varias especies en peligro de extinción, como el roble perenne y el peral silvestre, contribuyendo a la diversidad ecológica y al equilibrio en la región. Estos bosques revitalizados también han atraído a una fauna diversa, promoviendo la biodiversidad y mejorando el clima y la estética local.

Impacto social y desafíos

Los residentes de Marka han abrazado con entusiasmo estos mini bosques, mientras que los dueños de negocios locales han notado una mejor circulación del aire y vistas más agradables, sin embargo, estos pequeños espacios verdes no son suficientes para contrarrestar el abrumador calor que envuelve la ciudad. Las olas de calor cada vez más intensas han obligado a los ciudadanos a quedarse en interiores lo que ha interrumpido la vida diaria. Jordania es especialmente vulnerable a las temperaturas en aumento debido a su terreno predominantemente desértico, con apenas uno por ciento de cobertura forestal.

El gobierno y las organizaciones medioambientales locales son escépticos y esperanzados en cuanto a la implementación de proyectos de reforestación a mayor escala. Los principales obstáculos son asegurar el suministro de agua y el respaldo financiero para el mantenimiento. A pesar de estas preocupaciones, el gobierno de Jordania está tomando medidas activas para superar estos desafíos como la instalación de sistemas de recolección de agua y la reutilización de aguas grises para mantener los nuevos bosques.

Un enfoque holístico para la restauración ambiental

La creación de más bosques Miyawaki de bajo mantenimiento se considera una solución viable para las crecientes crisis ambientales. Aunque pueden carecer de los ecosistemas complejos que se encuentran en los bosques maduros de forma natural, evolucionan, actúan como robustas barreras contra el viento y son menos susceptibles a los incendios forestales.

La visión de Assaf y Motoharu puede parecer pequeña ya que cubre menos del 0.5 por ciento del área total de tierra de Ammán, pero podría servir como un faro de esperanza e inspiración para más iniciativas verdes y programas de preservación ecológica en todo el mundo.

Como la capital de Jordania utiliza bosques urbanos miniatura para gestionar las temperaturas elevadas Manuel Barreiro
Foto: Armando Vázquez / Manuel Barreiro

Este proyecto refleja un impulso más amplio en Jordania para adaptarse a un planeta más cálido. El objetivo principal no es solo prepararse para las temperaturas en aumento, sino abordar daños colaterales como inundaciones repentinas y patrones erráticos de lluvia. Estos microbosques actúan como esponjas, absorbiendo agua y mitigando el impacto de las inundaciones, lo que muestra la importancia de estas iniciativas para lograr el equilibrio ambiental.

Esperanzas de un futuro más verde

La visión de Assaf y Motoharu ofrece razones para la esperanza y el optimismo en medio de desafíos ambientales sin precedentes. Estos florecientes mini bosques simbolizan un puente hacia una era de restauraciones ecológicas, donde las comunidades se reconectan con sus ecologías locales y trabajan juntas para revivir los espacios verdes cada vez más escasos de la Tierra.

El viaje está lleno de desafíos debido al implacable avance del cambio climático y el desarrollo urbano, sin embargo, el éxito de estos microbosques podría inspirar proyectos similares en otras ciudades de climas desérticos, junto con nuevos proyectos de restauración ecológica que podrían marcar la diferencia en la lucha contra el cambio climático.

Manuel Barreiro Castañeda