En la búsqueda de un futuro más sostenible, los arquitectos europeos encuentran inspiración en la rica herencia arquitectónica del continente. La exhibición eslovena en la Bienal de Arquitectura de Venecia de este año, titulada “+/- 1 °C: En busca de una arquitectura bien temperada”, muestra cómo los arquitectos europeos del pasado utilizaron técnicas de construcción y diseño interior para regular la temperatura. Al examinar estos ejemplos históricos, los arquitectos esperan integrar la eficiencia energética como parte integral de su trabajo, en lugar de como una ocurrencia tardía.

Redescubriendo la practicidad

La exhibición presenta una serie de ejemplos prácticos que ofrecen conocimientos valiosos sobre el diseño sostenible. Un ejemplo de esto se encuentra en las casas belgas, donde las camas en caja están estratégicamente ubicadas para retener el calor de la chimenea. Esta disposición ingeniosa garantiza calidez y comodidad durante las estaciones más frías, demostrando la ingeniosidad de generaciones pasadas.

Otro ejemplo destacado en la exhibición es el uso de balcones acristalados en casas en la lluviosa costa norte de España. Estos balcones sirven como recintos internos, resguardando los espacios de los elementos mientras permiten que la luz natural penetre. Al incorporar estas características, los arquitectos europeos encontraron formas de crear entornos de vida cómodos que respondieran a las condiciones climáticas locales.

Adaptándose a la vida moderna

Si bien algunas prácticas históricas se alinean perfectamente con la vida contemporánea, otras presentan desafíos en el contexto actual. Una estructura agrícola particular que solía ser predominante en el centro de Suecia ejemplifica un enfoque innovador hacia la adaptabilidad y la eficiencia energética. Este diseño consistía en una casa de techo bajo situada entre dos edificios más altos, cada uno con un propósito diferente según la temporada.

Durante el invierno, los residentes ocuparían la sección de techo bajo, que era más fácil de calentar, mientras utilizaban las alas más altas para almacenamiento o espacios de trabajo. A medida que el clima se volvía más cálido, toda la estructura se utilizaría, con las alas más altas como dormitorios más frescos y privados. Este diseño adaptable permitía un uso eficiente del espacio y los recursos, sin embargo, recrear este diseño hoy en día podría resultar difícil debido a los altos costos de la tierra y nuestra inclinación hacia arreglos de vida más espaciosos.

Manuel Barreiro
Foto: Armando Vázquez / Manuel Barreiro

Integrando la sostenibilidad en la arquitectura

El objetivo principal de la exhibición no es replicar directamente soluciones pasadas, sino inspirar a los arquitectos a priorizar la eficiencia energética en sus diseños. Jure Grohar, co-curador de la exposición y arquitecto, enfatiza la necesidad de que los arquitectos lideren la incorporación de la sostenibilidad en su trabajo, en lugar de depender únicamente de los ingenieros para abordar estos problemas. El objetivo es utilizar las consideraciones ecológicas como parte integral del proceso arquitectónico en lugar de un añadido.

Los arquitectos tienen la oportunidad de reimaginar el papel del diseño sostenible en la conformación del entorno construido. Al incorporar materiales innovadores, sistemas de construcción eficientes y fuentes de energía renovable, los expertos pueden crear estructuras que minimicen el consumo de energía y el impacto ambiental.

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Este cambio de enfoque requiere una comprensión holística de la sostenibilidad, que abarca no solo los aspectos físicos de un edificio, sino también su funcionalidad, estética e impacto en la comunidad circundante.

Pensando más allá de la sostenibilidad

Los arquitectos enfrentan el desafío no solo de adoptar prácticas sostenibles, sino también de explorar cómo la sostenibilidad puede dar forma a la funcionalidad y el disfrute de una estructura.

Una fotografía dentro de la exhibición muestra una estufa de una casa rural eslovena, ilustrando la implementación práctica de este enfoque. El tamaño grande de la estufa acomoda ladrillos refractarios que absorben el calor del humo proporcionando calor a la habitación durante periodos prolongados, incluso, después de que el fuego se haya apagado.

Además, la estufa está rodeada por un marco de madera, lo que le permite utilizarse para secar ropa mojada y posiblemente incluso como un área cálida para dormir. Con la adición de un banco, la estufa se convierte en un punto central en el hogar, fomentando un ambiente cordial.

Esta integración de características sostenibles en los espacios de vida cotidianos los transforma en entornos funcionales y acogedores. Fomenta un cambio en la mentalidad donde la sostenibilidad no se ve como un sacrificio o una limitación, sino como una oportunidad para crear espacios que promuevan el bienestar, la eficiencia y una conexión con la naturaleza.

Transformando la necesidad en algo atractivo

La exhibición también presenta los patios de Córdoba en el sur de España como un ejemplo de cómo convertir los requisitos funcionales en puntos focales atractivos. En respuesta al intenso calor del verano, las casas más antiguas de la ciudad están construidas frente a patios adornados con plantas trepadoras y geranios en macetas. La combinación de sombra y vapor de plantas reduce significativamente la temperatura del patio en comparación con la calle circundante, lo que hace que las viviendas sean más cómodas.

Estos encantadores espacios frescos se convierten en centros de interacción social o áreas comunitarias semiprivadas compartidas por varias viviendas. Este enfoque contrasta con la dependencia del aire acondicionado en las casas estadounidenses de finales del siglo XX para combatir el calor del verano.

Al incorporar elementos naturales y estrategias de diseño pasivo, los arquitectos pueden crear espacios que respondan armónicamente al clima local promoviendo la eficiencia energética y mejorando la habitabilidad general de un edificio. La utilización de vegetación, dispositivos de sombreado y sistemas de ventilación natural no solo reduce el consumo de energía, sino que también fomenta una conexión más profunda con el entorno circundante.

Equilibrar la nostalgia y el progreso

Si bien incluir las prácticas arquitectónicas históricas es loable, los curadores de la exhibición advierten contra la nostalgia excesiva. Es esencial reconocer que los hábitos de construcción de la Europa preindustrial a menudo implicaban incomodidades y dificultades con personas viviendo en proximidad cercana a su ganado o sobre equipos de cocina para mantener el calor, sin embargo, el acto de agruparse en esos tiempos tenía el potencial de fomentar un cambio radical, un aspecto que las sociedades contemporáneas fragmentadas encuentran difícil de replicar.

Manuel Barreiro Castañeda