El microbioma consiste en organismos invisibles como microbios, hongos, virus y bacterias; puede ofrecer información sobre la salud de nuestras ciudades y sus habitantes. Las abejas funcionan como hisopos naturales en entornos urbanos recogiendo microorganismos y partículas a medida que se mueven por la ciudad.

En un estudio publicado en la revista Environmental Microbiome, los investigadores descubrieron que la abeja melífera común podría usarse para analizar la composición de los microbiomas urbanos. La información obtenida durante estos análisis podría permitirnos mejorar la salud de las ciudades y sus residentes.

¿Qué es el microbioma?

En biología, el microbioma es un pequeño ecosistema dentro de nuestros cuerpos que contiene billones de microorganismos de miles de especies diferentes. Estos organismos incluyen bacterias, hongos, parásitos y virus. En individuos sanos, estos organismos ayudan al cuerpo a funcionar correctamente.

El microbioma urbano consiste en los mismos microorganismos que se encuentran en nuestros cuerpos pero en forma de comunidades microbianas que se pueden encontrar en todos los niveles de la ciudad, desde el suelo y el aire hasta los edificios y las aguas residuales.

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Al igual que cada persona tiene un microbioma único, los microbiomas urbanos varían de una ciudad a otra. Y, al igual que el microbioma en los seres humanos afecta la salud del individuo, los microbiomas urbanos tienen un gran impacto en el funcionamiento de las ciudades y la salud de los residentes. Además de la salud humana, el microbioma contribuye a la biodiversidad, el ciclo de nutrientes y la desintoxicación de contaminantes.

Varios estudios han explorado el papel del microbioma y si es posible encontrar firmas microbianas urbanas para ciudades individuales. Al comprender mejor cómo funciona el microbioma, los planificadores urbanos podrían diseñar ciudades teniendo en cuenta los microbios y sus funciones.

Métodos actuales para el análisis del microbioma urbano

Existen varias formas de estudiar los microbiomas de las ciudades. La prueba de aguas residuales se convirtió en un método popular durante la pandemia ya que los científicos trabajaron para comprender mejor cómo se propaga el COVID en las comunidades.

Sin embargo, las pruebas de aguas residuales se limitan a los microorganismos que han sido procesados por los seres humanos. Para comprender completamente el microbioma de una ciudad, es necesario analizar todo el espectro de microorganismos, incluido todo lo que no es procesado por los humanos.

¿Qué nos pueden enseñar las abejas sobre el microbioma de una ciudad? Manuel Barreiro
Foto: Armando Vázquez / Manuel Barreiro

Cómo las abejas pueden ayudar en la investigación del microbioma

La abeja melífera puede ser una herramienta valiosa para los científicos que estudian la salud de la ciudad y el papel del microbioma. Es posible que ya sepas que las abejas recogen polen y néctar cuando se desplazan por el mundo, pero también recogen microorganismos y partículas minúsculas en sus cuerpos que eliminan al regresar a sus colmenas.

Las abejas suelen buscar alimento en un radio de una milla alrededor de sus colmenas, lo que significa que pueden recopilar información valiosa específica de una ciudad o vecindario. Esta información, en forma de microorganismos, se transfiere a la miel que producen. También se encuentra en sus cuerpos y en los residuos que se encuentran en las colmenas.

Nuevo informe sobre el uso de abejas para la investigación del microbioma

En el reciente informe de Environmental Microbiome, los investigadores examinaron cómo las abejas podrían usarse para recopilar muestras de microbioma urbano. Colaboraron con equipos de apicultores locales en cinco ciudades: Nueva York, Tokio, Venecia, Sydney y Melbourne, para conectar y analizar microbios a partir de muestras de miel, partes de abejas y residuos de colmenas.

Las primeras muestras se recogieron en la ciudad de Nueva York. Los investigadores compararon los microbios de dos vecindarios en Brooklyn y uno en Queens para ver si los microbios difieren entre ellos. Encontraron una amplia variedad de especies, incluidos patógenos relacionados con los humanos y bacterias de plantas y el entorno urbano más grande. La mayor variación se encontró en los residuos de la colmena.

Otras ciudades del estudio produjeron datos de muestra relacionados directamente con las características únicas de la ciudad. Por ejemplo, las muestras de Venecia contenían hongos relacionados con la descomposición de la madera debido a los muchos edificios de la ciudad que están sostenidos por pilotes de madera bajo el agua. Las muestras de Tokio contenían rastros genéticos de una levadura fermentadora utilizada para hacer pasta de miso y salsa de soja.

Basándose en estos hallazgos únicos en cada ciudad, los investigadores determinaron que las ciudades tienen “firmas microbianas” únicas relacionadas con factores culturales y geográficos.

¿Cómo se puede aprovechar estos datos?

Los investigadores creen que sus hallazgos podrían tener múltiples usos valiosos.

Comprender los entornos microbianos puede ayudarnos a entender mejor las numerosas formas en que las comunidades marginadas se ven desproporcionadamente afectadas por las desigualdades de salud y medioambientales. Los datos sobre los microbiomas urbanos pueden ayudar a los científicos y planificadores urbanos a comprender mejor los factores que hacen que un vecindario sea saludable o insalubre y planificar en torno a estos factores.

Este estudio mostró que los materiales de las abejas podrían ayudar potencialmente a los funcionarios de salud con la vigilancia de patógenos. En las muestras de Tokio, los investigadores identificaron el patógeno ‘rickettsia felis’, que causa la enfermedad bacteriana conocida coloquialmente como ‘cat scratch fever’. También, pudieron realizar análisis adicionales para encontrar los factores genéticos que permiten que esta enfermedad infecte a sus hospedadores.

Manuel Barreiro Castañeda